lunes, 20 de abril de 2009

EN MEMORIA A LOS 6 MILLONES


Ningún mortal puede explicar los misteriosos caminos de Di-s en la vida. Como el profeta Isaías nos dice en nombre de Di-s: "Mis pensamientos son diferentes de vuestros pensamientos". Sin embargo, lo que podemos decir es que cuando los humanos sufren, Di-s también sufre, más que un padre por su hijo.

Di-s le dio al hombre libre albedrío para cambiar el mundo para bien. Pero debemos decir que esa independencia es tan vital que pesa más que el profundo dolor producido por el abuso del hombre de su libertad de elección para herir a su compañero. Está claro para mí que hace 60 años Di-s estaba mirando y esperando una respuesta a una pregunta más importante:
¿Dónde estaba el hombre? ¿Dónde estaba el hombre que puede diferenciar entre el bien y el mal, que tiene el poder para actuar y crear? ¿Dónde estaba el hombre que entiende la santidad de la vida humana, y por qué no está clamando por su profanación?




Sí, el mundo se unió de una manera sin precedentes, y tuvo éxito en detener la máquina de guerra Nazi...

¿Pero por qué tomó tanto tiempo? ¿Por qué el mundo creyó de buena gana que el mal se apaciguaría? ¿Por qué los Aliados sólo reaccionaron ofensivamente cuándo los Nazis llegaron a sus puertas? ¿Por qué tantas personas inocentes tuvieron que ser brutalmente asesinadas antes de que la humanidad comprendiera el mal intrínseco del Nazismo?

Nosotros clamamos: NUNCA MÁS !!!.


Las heridas duelen hasta ahora y las lágrimas siguen cayendo...

Es evidente la especialísima relación entre el catolicismo y el judaísmo. A fin de cuentas el cristianismo nace como una herejía del judaísmo, y el papel (según la tradición católica) de la Sinagoga Judía como culpable del rechazo a Cristo y de su condena, ha pesado en la conciencia colectiva de Europa como una losa de prejuicios.

No es casualidad que de todos los países en los que han residido los judíos han sido expulsados en un momento o en otro, a saber Inglaterra en 1290, Francia en 1306 y en 1394, Hungría en 1349, Austria en 1421, numerosas localidades de Alemania entre los siglos XIV y XVI, Lituania en 1445 y en 1495, España en 1492, Portugal en 1497, y Bohemia y Moravia en 1744.

La Memoria de la Shoah es una obligación moral y política de nuestras democracias porque se trata de un fenómeno que nos debe vacunar contra toda ideología del odio que está en el origen del Holocausto, a partir del cual no cabe ya ninguna inocencia y se hace precisa una permanente vigilancia.


No podemos olvidar que la judeofobia que desató el Holocausto se incubó en una sociedad europea, culta, desarrollada, de tradición cristiana, y lo hizo en medio de la absoluta pasividad o incluso con la complicidad de las Iglesias, la Universidad, los medios intelectuales y las instancias internacionales.

Vivimos hoy en un mundo globalizado pero no por ello inmune a las viejas ideologías del odio y del prejuicio, de ahí la importancia de mantener viva la Memoria de uno de los grandes horrores de la Historia para evitar que con otras banderas, con otras consignas, al servicio de otros fanatismos se reproduzcan los viejos crímenes.
En estos días se recuerda una vez más a los 6 millones de judíos que fueron torturados y asesinados por la ignorancia Nazi. Es por lo tanto un momento oportuno para reflexionar sobre el valor moral y político de la Memoria del Holocausto(La Shoah) como primera prevención contra todas las ideologías del odio.






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